El barrio de Belém es un imprescindible en tu visita a Lisboa. Es el lugar desde el que partieron los grandes descubridores que llegaron hasta las costas de África, India, Brasil o Japón. Meses de dura travesía en carabelas y barcos de madera que atravesaron los océanos en el siglo XVI. Muchos años más tarde, en 1922 desde la capital salieron dos valientes pilotos que realizaron la primera travesía del Atlántico en un hidroavión. Desde 2017, frente a la Torre de Belém se alza una réplica de esta aeronave que hizo historia. ¿Quieres conocer más? Sigue leyendo…
Los pioneros
El origen y desarrollo de la aviación tuvo en las primeras décadas del siglo XX todo su apogeo. Portugal no era ajena a las nuevas tecnologías para el transporte y participó activamente con la primera travesía del Atlántico, un hito para la historia del país y del mundo. El navegador Carlos Viegas Gago Coutinho y el piloto Artur de Sacadura Freire Cabral son considerados dos héroes de la patria tras haber realizado un viaje de más de 8000 kilómetros entre Portugal y Brasil.
Máquinas de otros tiempos
El viaje contó con tres aparatos con los que realizaron la hazaña. El primero era el hidroavión Lusitania y ya en Brasil tuvieron que utilizar una segunda máquina, el hidroavión Patria y el hidroavión Santa Cruz. Todos eran ejemplares de Fairey F III-D MkII modificados especialmente para largos viajes y movidos con un motor de la marca Rolls-Royce. La réplica que se encuentra en Belém es la del Santa Cruz, un hidroavión de madera revestido con tela, con un peso de 1800 kilos y una velocidad de crucero de115 km/hora. Coutinho y Cabral tuvieron que recurrir a este tercer aparato debido a sendos accidentes en el Lusitania y el Patria. Aviones con una hélice, dos pares de alas y sin medidas de seguridad, solo el espacio para el cuerpo de dos valientes.
La travesía del Atlántico
El viaje, cuya crónica bien merece una novela, tuvo una duración de 79 días, desde la salida de Lisboa el 30 de marzo de 1922 y la llegada a Río de Janeiro el 17 de junio. Las condiciones atmosféricas, la falta de instrumentos de navegación seguros, las características de los hidroaviones y la necesidad de repostar fueron un lastre que solventar. La travesía del Atlántico en realidad duró sesenta y dos horas, pero las escalas y las reparaciones del primer hidroavión fueron constantes.
Ambos aventureros partieron de Lisboa con dirección a Las Palmas de Gran Canaria. Desde allí seguirían rumbo al archipiélago de Cabo Verde en las costas africanas, haciendo escala en Sao Vicente y más tarde en Porto Praia, donde ya el Lusitania estaba dando muchos problemas. Desde allí cubrirían la mayor distancia, hasta San Pedro, un archipiélago en la costa de Brasil. El hidroavión perdió uno de los flotadores el 18 de abril cuando se vieron forzados a amerizar en el Oceáno Atlántico y las fuertes corrientes destrozaron el aparato. Pese a la magnitud de los acontecimientos, fueron recogidos por un crucero de guerra de la marina portuguesa y se puso a su disposición un segundo modelo llamado Patria, de características similares.
Tras su salida de Noronha, otra isla brasileña, el día 11 de mayo, los aeronautas se ven envueltos en un amerizaje de emergencia, y tras varias horas como náufragos, son enviados de vuelta a la isla por un carguero de bandera británica. Hasta allí llegaría el tercer y definitivo aparato, el Santa Cruz, con el que salieron el 5 de junio rumbo al territorio continental brasileño. Realizaron diversas escalas, en Salvador de Bahía, Recife, Porto Seguro y Vitória. Desde este lugar partieron a su destino definitivo, la bellísima ciudad de Rio de Janeiro donde llegaron el 17 de junio, siendo aclamados por la población y las autoridades, como unos verdaderos aeronautas.
Belém, el lugar de los héroes portugueses
Hoy día, son recordados en la réplica colocada frente a la Torre de Belém en el barrio del mismo nombre. Muchos visitantes, se preguntan ¿Por qué está aquí? Y la respuesta tiene mucho que ver con el paralelismo entre su viaje y el de los descubridores y navegadores que cambiaron el mundo entre los siglos XV y XVI. Si los primeros viajeros utilizaron el astrolabio o la esfera armilar, tan presente en Belém, Coutinho y Cabral usaron el sextante y todo el viaje fue una verdadera obra genuina en la historia de la navegación aérea.
Desde Belém partió el Lusitania en marzo de 1922, pero también desde esta ubicación partieron grandes personalidades de la historia como Henrique el Navegante, el padre de la escuela de navegación de Portugal. Desde aquí también salió Pedro Alvares Cabral, el colonizador de Brasil, donde llegó en 1501 tras un accidentado viaje por el Atlántico Sur, de ahí la semejanza con nuestros aeronautas. El viaje más rompedor lo realizó Vasco da Gama, quien dio la vuelta al Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, y llegó hasta la India en 1498, abriendo la ruta de las especias y dando comienzo a un Imperio Colonial que se refleja en el Monasterio de los Jerónimos y en todo el arte manuelino.
Hasta este puerto también llegó Cristóbal Colón en 1493 tras su viaje por “las Indias occidentales”, aunque nunca sabremos si era genovés, español o portugués… Belém es sin duda el barrio de los descubridores, un lugar que guarda mucha historia y que debes conocer sí o sí cuando llegues hasta la capital de Portugal.
Aprovecha tu estancia en Lisboa para conocer este monumento, el Padrao de los descubrimientos, los pasteles más afamados de Portugal y especialmente la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Te ofrecemos la mejor visita guiada por el barrio en el Tour de Belém y el Tajo. Todos los días salimos de la Plaza del Comercio en la Baixa lisboeta, nos vamos en tren, te ayudamos a llevarte pasteles de Belém sin hacer filas y volvemos hasta el centro de Lisboa después de 3 horas de excursión conociendo cada monumento, viviendo la historia y disfrutando de anécdotas y curiosidades para toda la familia. ¿Es lo que estabas buscando? Pues no lo dudes, ¡Reserva ya!
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