Thursday 10 de June de 2021 | Santiago

Leyendas de Galicia

De la Santa Compaña a los misterios del Camino de Santiago

Leyendas de Galicia. De la Santa Compaña a los misterios del Camino

Una vez empezado el viaje rumbo a Santiago de Compostela, toca preguntarse qué hacer allí. Y al final, ya no solo que hacer en Santiago, sino que excursiones merecen más la pena a lo largo de Galicia. Para estas cuestiones ya existen respuestas en este mismo blog, pero la cuestión es: una vez que ya hemos cubierto la parte de naturaleza, las opciones culturales, estamos completamente llenos de gastronomía, ¿Qué nos queda? La realidad tiene límites, pero las leyendas no. Galicia, y concretamente Santiago de Compostela y el Camino de Santiago, son el eje de la una tierra marcada por el misterio y las leyendas. Sucesos y personajes que se han colado tan hondo dentro del carácter de los gallegos que conocerlos es parte indispensable para una buena visita a la ciudad.

 

La leyenda del Santo Grial de O Cebreiro

Será la primera que conozcáis si entráis a Galicia haciendo el Camino de Santiago. El pequeño pueblo de O Cebreiro se encuentra en una de las zonas más altas de Galicia, justo en la frontera con Castilla y es habitual encontrar la zona densamente nevada en invierno.

Cuenta la leyenda que, una vez que los Templarios fueron expulsados de Tierra Santa, estos se llevaron consigo el Santo Grial con la intención de esconderlo junto con muchas otras reliquias. La idea inicial era esconderlo en Francia, pero con el tiempo el rey y el Papa recelaron de ellos así que emprendieron el Camino de Santiago, rumbo a la tercera ciudad santa de la cristiandad después de Roma, donde estaba el Papa, y Jerusalén, de donde habían sido expulsados. La cuestión es que esos caballeros nunca llegaron a Compostela y el sagrado cáliz se perdió por el camino.

Mucho tiempo después, en O Cebreiro, había un pastor que todos los días sin excepción, subía desde su granja en el valle, a la iglesia que estaba en la parte superior de la montaña. El camino era realmente duro, largo, empinado, pedregoso y con un clima muy muy duro; pero el pastor siempre subía para escuchar la misa del único religioso que había en los alrededores de este recóndito lugar. Un día, durante el invierno, una tormenta especialmente virulenta se había asentado en las montañas de O Cebreiro. Todo estaba cubierto de nieve, y prácticamente ni las pallozas eran visibles. Ante tal panorama, ni animales ni personas salieron a la intemperie, pero el cura se dispuso a dar misa igualmente a pesar de la ausencia de feligreses. Cuando estaba a punto de empezar la ceremonia, entró en la iglesia el pastor que, con mucho esfuerzo, y agotado por la subida y el frío, se acomodó en uno de los humildes bancos de la nave. Al verlo, el cura decidió darle de beber y comer dejando la misa casi en segundo plano, cuando, de repente, la copa que usaba para darle agua al pastor la convirtió en vino.

Tras la sorpresa inicial, el cura entendió que el cáliz había revelado su santidad ante el gesto de esfuerzo y fe del campesino. El rumor del milagro corrió como el viento entra las montañas de Galicia y León y el cáliz reposa guardad en una urna en la iglesia de O Cebreiro.

 

La Santa Compaña

Aunque con pequeñas variaciones a lo largo de toda Galicia, estos seres del mundo de la superstición gallega siempre mantienen una estructura común. En consonancia con otras tradiciones peninsulares y europeas, se compone de un grupo de ánimas que vagan en procesión por la noche.

Según la tradición, la Santa Compaña, irá a buscar a aquellos que vayan a morir pronto o que reciban un castigo divino por actos impíos. No obstante, estos se pueden salvar. La procesión siempre es nocturna, a la medianoche las ánimas salen en procesión. La comitiva va encabezada por un vivo (pecador o desgraciado) que porta una gran cruz y un caldero de agua bendita. El elegido no puede bajo ningún concepto mirar atrás o detener la marcha y debe vagar toda la noche sin descanso por los alrededores de las aldeas. Las almas en pena que le siguen van vestidas con túnicas negras, descalzas y portando una vela invisible, de la que solo se ve la luz, pero de la cual se percibe un fuerte olor a cera. Las ánimas no suelen ser vistas con claridad pero se nota el aire que se mueve con sus andares. Cuando la noche acaba la procesión también.

¿Y cómo sigue? Lo mismo a la noche siguiente, hasta que por falta de sueño y descanso el vivo comienza a palidecer y a adelgazar hasta morir. ¿Y siempre es así? No siempre, ya que existen formas de librarse de tan cruel destino. Si la procesión se encuentra con otro vivo, este recibirá la cruz y el caldero y asumirá el destino del primero, por eso estas figuras eran realmente temidas en su momento y nadie se aventuraba a salir de casa una vez pasada la media noche. En caso de tener que hacerlo, era bueno llevar siempre una cruz con la que responder a la Santa Compaña que no podías llevar otra pues ya tenías la tuya, o hacer un círculo en la tierra y meterse dentro, para así evitar la captura del alma. Lo que era seguro es que la Santa Compaña se iba a llevar un alma consigo, la que fuera.

 

La fuente del Franco

Una vez dejadas atrás las altas cumbres de los Ancares de O Cebreiro, y atravesados los caminos gallegos evitando a la Santa Compaña, llegamos a Santiago de Compostela. Hay muchas leyendas en la ciudad pero en este artículo vamos a centrarnos en una de ellas, y así las demás las conocéis de primera mano en el free tour.

Cuando se entra en la zona vieja de Santiago de Compostela desde Porta Faxeira, para llegar a la catedral hay que atravesar toda la rúa do Franco. Esta calle, casi al final a mano derecha tiene una pequeña fuente protegida con unos barrotes que muchas veces pasa desapercibida, ya que está prácticamente empotrada en la pared de la calle y no llama la atención, pues es muy pequeñita. ¿Cuál es su origen? Pues un milagro del Apóstol Santiago.

Se dice que cuando los discípulos del Apóstol arribaron a Iria Flavia, cerca de Padrón, fueron recibidos por la reina Lupa, una pagana que no veía con buenos ojos el enterramiento de Santiago en sus dominios. Mandó perseguir a la comitiva pero los perseguidores se ahogaron en el Tambre al ceder un puente a su paso y esto hizo dudar a Lupa de su decisión. Aún no convencida, puso a prueba a ese que decían santo y yacía muerto en un carro frente a ella, y les dió a los discípulos de Santiago dos toros para tirar del carro con la esperanza de que estos no se dejasen amaestrar. Sin embargo, para sorpresa de la reina, los toros amansaron y transportaban los restos de Santiago mansamente. La sorpresa pronto se transformó en fe y Lupa cedió un lugar para enterrar al Apóstol cerca del monte Libredón, en la actual colina de la ciudad de Santiago.

Los toros se dirigieron hacia el lugar con la comitiva, pero pronto se pararon cansados por el viaje y la sed. Estaban realmente sedientos y no veían agua cercana. La necesidad empezaba a ser acuciante cuando de repente los toros empezaron a excavar con sus patas en la tierra seca del camino. Sin ahondar mucho en la tierra el agua empezó a brotar del suelo completamente limpia y cristalina. Los hombres bebieron y los toros también, saciando así su sed y su necesidad.

A pocos metros de esa fuente se enterró el Apóstol Santiago y es considerada una fuente milagrosa, ya que apareció ante la necesidad de la fe y durante muchos años se utilizó por peregrinos para recuperar fuerzas antes de entrar a la Catedral de Santiago.

 

Además de estos tres ejemplos de leyendas de Galicia, existen muchísimas más. Personajes como las meigas o lugares como la Pedra de Abalar o San Andrés de Teixido y rituales como la queimada. Muchos forman parte de la tradición cultural gallega, pero otros aún siguen sorprendentemente vivos…al fin y al cabo siempre se ha dicho…habelas hailas

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Etiquetas: Camino de Santiago , Santiago